A principios de esta semana Spyker, reciente poseedor de Saab, anunció que había problemas con el fabricante sueco. Los problemas no eran pocos, pues el gobierno de Suecia ha tenido que invertir muchos millones en la compañía para evitar despidos, y ahora toma parte en las decisiones de Saab. A esto hay que sumar que no tienen liquidez para pagar a los proveedores y, sin material, han tenido que parar la producción.
Spyker estudia dos soluciones, una de ellas sería conservar Saab y trabajar parejo con el gobierno sueco para sacar a flote una empresa que lleva más de 60 años fabricando automóviles y desde 1937 aviones.
La otra posible solución sería venderla, y están de suerte, porque un magnate ruso, Vladimir Antonov, está deseando comprarla.
Hoy se espera que salga elegida una de ellas, pero de momento sólo podemos esperar que todo salga bien.
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